“la gratitud es un don, una virtud, un valor que entre más la ejerzamos, más cercanos estaremos con los demás, más reconoceremos lo que nos dan y hacen por nosotros. Por tal motivo, agradecer es dar vida al otro con la simple y rica palabra “GRACIAS””.
Por: Leonardo Preciado
Quiero saludarlos, esperando que el bienestar siga prosperando en sus vidas. Ante todo mi aprecio por darse el tiempo de poder leer este escrito. Hoy quiero presentarles un tema que en lo personal es de gran valor. EL SER AGRADECIDO.
Si tratara de definir la palabra agradecer, diría que es la virtud por la cual yo reconozco lo que la otra persona ha hecho por mí. Esta es una definición muy personal, pero según lo que indican los autores Ana María Cacho y Ramón Dodero, el agradecimiento va junto con otros valores, ya que si se agradece, se obedece, se es solidario, se comprende, se escucha, se toma conciencia de la importancia de aceptar lo que se dice.1
Definido así lo que es agradecer, quiero entrar a la materia y además poner algunos ejemplos que puedan ilustrar el término. El ser agradecido es algo que hemos ido aprendiendo con el paso del tiempo, no es algo nato, sino algo que se va adquiriendo. Hemos tenido grandes escuelas para dicho aprendizaje, la familia y la educación formal.
Importancia de la familia en el desarrollo del valor del agradecimiento
En la familia es donde realizamos nuestros pininos en el agradecimiento, ya que si alguien nos daba algo y nosotros no agradecíamos, nuestros padres se encargaban de recordarnos que debíamos agradecer con unas simples palabras: “¿CÓMO SE DICE?” y hasta que no decíamos “GRACIAS”, nos permitían hacer uso de lo que nos habían regalado.
La Familia es pieza clave para la formación en este gran valor del agradecimiento, pues la familia ha puesto en cada uno de nosotros la semilla con la cual podemos ir creciendo en él. Por tal motivo, la familia no descuida la importancia de este gran valor y con ello formando personas agradecidas.
Nuestras propias decisiones nos ayudan para irnos formando y viviendo en el valor del agradecimiento, y pueden ser determinantes para toda la vida. Dichas decisiones las toma cada uno y ya con la conciencia de lo bueno y de lo malo, yo puedo tomar la decisión si soy o no agradecido.
Un ejemplo es el agradecimiento hacia nuestros padres, quienes desde sus posibilidades, nos han dado lo mejor y cabe preguntarnos ¿Cuántos de nosotros les hemos agradecido?; si lo has hecho, te felicito porque sigues ejerciendo el valor del agradecimiento; y si no, te pido que reflexiones en lo que has recibido de ellos, y si consideras que has recibido algo por lo que puedes agradecer, no lo dejes pasar y agradéceles; no te imaginas la dicha que ellos sentirán al recibir algo de ti.
Puedo decir que nuestros padres, con la convicción firme, la gran mayoría buscan el bien para nosotros y quieren lo mejor, pero desafortunadamente algunas circunstancias no se los han permitido. Te invito a que te pongas a reflexionar si tú no eres parte de alguna circunstancia o situación que en lugar de agradecerles, los han alejado.
Nosotros ¿agradecemos?
Cuando niños éramos vulnerables, pero ahora que somos adultos tenemos más herramientas con las que podemos trabajar, vivir y buscar nuestra felicidad, pero quiero que sepas (esto me ha funcionado a mí), entre más agradecido soy, más se me abren puertas y recibo más de lo que doy.
La vida nos ofrece una oportunidad valiosa para cimentar valores sociales, democráticos, solidarios, de equidad y justicia; pero también de ser agradecidos. Te hago una pregunta: ¿Cuántas veces al día agradeces?
Puedes agradecer por despertar, agradeces por comer, agradecer por tener salud, trabajo, un hogar, por poder ver, tocar, hablar, agradeces por… Ve cuantas oportunidades para agradecer se pueden presentar durante el día. Toma conciencia y considera lo que otros han hecho por ti.
Tu padre o tu madre no te piden grandes cosas, con tres cosas que hagas por ellos se dan por bien pagados y verán que valió la pena el gran esfuerzo que hicieron por ti. Ellos estarán felices con que los respetos, los quieras y les agradezcas. Me gustaría que te des cuenta que la vida es una gran maestra, pero que también puede cobrarnos la factura, así que no desperdiciemos las grandes oportunidades que tenemos; y si tu padre y tu madre te dieron todo por amor, ¿te has preguntado, en agradecimiento, cómo les tienes que devolver lo que has recibido? La respuesta es muy sencilla: con AMOR.
Dicho de otro modo, la inversión necesaria no es sólo financiera. Inversión significa asimismo tiempo, esfuerzo, empatía y cuidado para poder sintonizar con y por los demás, esto ayudará a ampliar las oportunidades de los seres humanos, y con ellos, de toda la sociedad.
Te has preguntado: ¿y por qué agradecer? Yo te digo que has agradecido en los momentos difíciles. Por ejemplo, en la enfermedad, en el fracaso, en la desilusión, en el insulto, en el engaño, en la injusticia, en la soledad, en el fallecimiento de un ser querido. En estos momentos difíciles, ha habido una mano que se nos tiende, siempre hay alguien o algo que nos anima y nos ayuda a caminar en el sendero de la vida y de la verdad, a pesar de querer vivir en la obscuridad. Pero también has agradecido por el éxito, por la comodidad, por la diversión, por el descanso, etc. Has agradecido por los que no agradecen.
Quiero terminar diciendo que la gratitud es un don, una virtud, un valor que entre más la ejerzamos, más cercanos estaremos con los demás, más reconoceremos lo que nos dan y hacen por nosotros. Por tal motivo, agradecer es dar vida al otro con la simple y rica palabra “GRACIAS”. NO DEJES DE SER AGRADECIDO.
1. CACHO ANA M. Y DODERO R. “Compartiendo Valores 3”, Ediciones ColorArt, México-2009, pag. 91.